Los médicos clasifican la leucemia en función de la velocidad de evolución y de los tipos de células involucrados.
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Leucemia aguda. En la leucemia aguda, las células sanguíneas anormales son células
sanguíneas inmaduras (blastos). No pueden cumplir sus funciones normales y se
multiplican rápido; por lo tanto, la enfermedad empeora con rapidez. La
leucemia aguda exige un tratamiento oportuno y agresivo.
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Leucemia crónica. Existen muchos tipos de leucemias crónicas. Algunas producen
demasiadas células y otras, muy pocas. La leucemia crónica comprende células
sanguíneas más maduras. Esas células sanguíneas se replican y acumulan muy
lentamente, y pueden funcionar con normalidad durante un tiempo. Algunas formas
de leucemia crónica, al principio, no producen síntomas tempranos, por lo que
pueden pasar desapercibidas o no diagnosticarse durante años.
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